Las deformaciones de la corteza
Sobre las rocas de la corteza terrestre actúan, lenta y constantemente, fuerzas enormes que son provocadas por los movimientos de las rocas del manto.
Estas fuerzas se combinan con el calor del interior de la Tierra y pueden llegar a aplastar, doblar o romper enormes masas de rocas de la corteza terrestre.
Las principales consecuencias de estas fuerzas son la formación de rocas metamórficas, la formación de las cordilleras montañosas y los terremotos.
La formación de rocas metamórficas
Las fuerzas y el calor de la Tierra actúan de forma combinada sobre rocas ya existentes en la corteza terrestre y, sin llegar a fundirlas, producen en ellas ciertos cambios:
- Las rocas se aplastan y sus minerales forman láminas o bandas orientadas en una dirección. Así, las pizarras son arcillas aplastadas, y los gneis, granitos aplastados.
- Las rocas se compactan y se endurecen porque los cristales de sus minerales crecen. Así, las cuarcitas son areniscas compactadas, y el mármol, caliza.
- A veces, algunos minerales de las rocas cambian su composición y se transforman en otros.
Las rocas metamórficas, como la pizarra, el gneis, la cuarcita o el mármol, son las que proceden de la transformación de otras rocas ya existentes por efecto de las fuerzas y el calor del interior de la Tierra.
Formación de montañas
La acción de las fuerzas terrestres en grandes masas de rocas de la corteza puede doblarlas, arrugarlas y hacer que se eleven.
Esto sucede a lo largo de millones de años y acaba formando las cordilleras montañosas. Estos cambios son tan enormes que rocas que se formaron en fondos marinos pueden encontrarse en la actualidad en cimas de montañas.
Terremotos
A veces, las fuerzas terrestres hacen que una gran masa de roca del interior de la corteza se rompa de golpe. Esto produce una intensa vibración, que llamamos terremoto, y que se transmite hasta la superficie, provocando daños.